23.10.12

La escuela se masifica, pero falta calidad

Los países de América Latina han avanzado en cobertura de la educación, especialmente en primaria, pero siguen cojeando en la calidad de la enseñanza, muy marcada por la desigualdad social, según un informe divulgado hoy por la Unesco. Además, a pesar de esos avances en escolarización, son pocos los países que van por un buen camino para lograr la totalidad de los seis objetivos de la Educación para todos (EPT) fijados para el año 2015, de acuerdo con el Informe de seguimiento de la ETP en el Mundo de 2012.

La Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) realizó ayer el lanzamiento regional de este documento en la sede de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), en Santiago de Chile. "Esta es una de las regiones donde mejor progreso se ha hecho en términos numéricos. Por ejemplo, en alfabetización, cobertura en educación primaria universal y cobertura en secundaria", señaló el director regional de la Unesco, Jorge Sequeira.

La barrera de la primaria. Unos 200 millones de jóvenes de entre 15 y 24 años provenientes de países en desarrollo "ni siquiera" acaban sus estudios primarios. En el caso de Latinoamérica unos 8 millones de jóvenes (uno de cada doce) no superan la barrera de la primaria.

En América Latina y el Caribe hay aún 2,7 millones de niños excluidos de la enseñanza primaria y 1,7 millones de adolescentes sin escolaridad secundaria.

La generación ni-ni. En el caso de la educación superior en Latinoamérica, solo un 18% cuenta con estudios universitarios, mientras que 20 millones de jóvenes ni estudia ni trabaja, indicó Antonio Molpeceres, coordinador residente de Naciones Unidas en Chile.

Impacto económico. El informe muestra que por cada dólar invertido en educación y formación de competencias de los jóvenes en países en vías de desarrollo genera un crecimiento económico de entre 10 y 15 dólares. Cerca de 171 millones de personas podrían salir de la pobreza si todos los estudiantes de los países pobres tuviesen conocimientos básicos de lectura. Además, con 8.000 millones de dólares, menos de la mitad del coste de los Juegos Olímpicos de 2012, se podría lograr que todos los jóvenes de los países pobres accediesen al primer ciclo de la educación secundaria y adquiriesen así las competencias cruciales para el empleo.

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